Emociones congeladas
Algunas veces nuestras emociones se nos congelan. Se congelan porque no podemos expresarlas o bien no las sentimos por situaciones externas o internas. Nos volvemos fríos o indiferentes ante situaciones que debemos responder de una forma y no lo hacemos, porque sencillamente no sentimos hacerlo.
Un congelante de emociones es la escasez. La escasez produce temor, inseguridad, duda, dolor y preocupación. La escasez hace que no disfrutemos de cada día que tenemos por delante. Hace que no disfrutemos del amor que los demás nos dan y de las buenas cosas que el Señor nos regala cada mañana.
Existen muchas clases de escasez, pero la que más afecta nuestras emociones es la de dinero. Si no tenemos dinero, es muy probable que la sonrisa de nuestros rostros se vaya y nuestro semblante cambie completamente. Que perturbe nuestro sueño, y que haga que nuestro humor sea otro. Sencillamente congela nuestras emociones.
¿Qué descongelante usar, cuando hay escasez?
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1 Pedro 5:7. “…Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?… Lucas 12:24.
Si hoy sientes tu temperatura moral baja, quiero recordarte lo siguiente: “Tu no eres menos que una persona importante. Tu no eres menos que un ser creado a imagen y semejanza de Dios. Tu no vales menos que el precio que Dios tuvo que pagar con su Hijo por ti. Tu no eres menos que nadie, aún cuando no tengas el dinero, la ropa, el carro, la casa y la posición social que tienen otros. Recuerda que los que te rodeamos te necesitamos así como eres… y ánimo sigue adelante!!
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:10.
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