¿A dónde estabas?
“..Si en verdad eres un Dios amoroso, que siempre estás con nosotros; entonces ¿por qué no estabas cuando ocurrió todo?, ¿Donde estabas cuando cometí ese error o me equivoqué al tomar esa decisión?”
Constantemente estamos echándole la culpa de nuestros errores a Dios. Si fallamos, fue porque Dios no me dio la suficiente fuerza. Si me equivoqué en la elección de algo, entonces es que Dios nunca me escucha, y por eso tuve que decidir yo.
Si vivimos de esta manera, viviremos en una mentira toda la vida; porque Dios nunca será responsable de nuestros actos o decisiones, si no lo tomamos en cuenta. Si sabemos que somos débiles con los helados, entonces ¿que haces viendo por la ventana de la heladería?. O si escogiste un novio(a) que de antemano sabías que no te convenía, entonces ¿por qué dijiste que si?
A veces caemos en este error, creemos que somos muy fuertes (como Sansón) y que podemos con cualquier asunto. Es como “yo puedo, déjeme solo” pero cuando nos damos cuenta, hemos perdido todo, y puede que hasta nuestra vida. No juegues con Dios, Él no puede ser burlado. No sigas viendo lo que sabes que no debes ver porque te quedarás sin ojos. Recuerda que detrás de ti viene una Dalila, que sabe como seducirte y tarde o temprano te matará.
¿Te gustaría tomar buenas decisiones y vivir una vida de éxito? Pues bueno, antes de hacer las cosas, preséntate en oración ante tu Padre y cuéntale todos tus proyectos y deseos. Él sabrá que hacer contigo y te dirá como y cuando hacerlo. De seguro que te hablará, solo hay que hacer silencio para escuchar su voz…
“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.” Salmo 37:5.
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