A mi madre
Hoy es un buen día para abrir mi corazón y contarles un poco de mi vida. Mucho antes de casarme, pensaba muy diferente a como pienso ahora.
Cuando estaba soltero y vivía con mi madre, a ella le toco trabajar muy duro para mantenernos ya que enviudó cuando todos eramos muy pequeños, llego un momento que tuvó tres trabajos y era poco el tiempo que realmente compartia con nosotros. En todo ese tiempo ella nunca dejó de estar pendiente de donde nosotros estabamos, si recogiamos la casa, si durabamos mucho en la ducha con el agua caliente o bien, si llegabamos tarde a la casa y siempre siempre sabía qué estabamos tramando; realmente no se como hacía para estar al tanto de todo y además trabajar de sol a sol.
Yo creía que mi mamá era una especia de «adivina» o tenia superpoderes (aun lo creo) para poder hacer tantas cosas y encima cuidar y darnos amor y además controlar a sus 5 hijos; y como todas las madres, uno muchacho al fin, pensabamos que estaba predestinada a no dejarnos quietos nunca; pero con el tiempo entendí lo contrario. Aquella «vieja», resultó que cada vez que nos decía «ten cuidado o no lo hagas», era porque tenía toda la razón, y al final me resultaria más provechoso hacerle caso y ahorrarme muchos problemas; que facil hubiera sido la vida, si tan solo me hubiera detenido un momento y escuchado sus advertencias y consejos.
Ahora, cuando me encuentro fuera de mi «nido» porque tengo mi propio hogar, resulta que me doy cuenta que cada consejo, cada palabra y cada oración que ella hizo por mi, dio resultado. Hoy veo lo que ella me enseñó, hoy disfruto lo que con lágrimas ella sembró en mi, y realmente no hay palabras para describir mi gratitud hacia esa mujer sabia que Dios puso en mi vida, para guiar mis pasos desde su vientre.
Sabes, nuestras madres no son «viejas necias» que buscan solamente incomodarnos, o desquitarse con nosotros lo que ellas sufrieron en su juventud; sino son personas que diariamente se equivocan, pero que están dispuestas a dar su vida por nosotros si fuere necesario.
Por eso, bendigamos y escuchemos todos los días a nuestras madres, porque ellas siempre tienen algo importante que decirnos. ¿Y que pasa si nuestra mamá no está con nosotros por alguna razón?, pues estemos siempre agradecidos con ella, porque sin ella, tu no estarías leyendo este mensaje.
«Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra» Efesios 6:2 y 3.
Te amo vieja!!! Dios te bendiga siempre!!!
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