La vida…
La vida es un regalo de Dios. Al nacer encontramos padres, abuelos, puede que hermanos, sobrinos, vecinos, una nación y un presidente en el poder; guerras, condiciones atmosféricas, inflación, reinados de belleza, drogas, etc. Bueno pero para el recién nacido, no hace falta que entienda de que se trata todo eso; con dormir, comer y estar limpio sobra y basta.
Es a través de los ojos de nuestros padres y seres cercanos que interpretamos nuestro medio, ellos nos acercan a lo que sucede fuera de casa. Sin embargo cuando por tus propios medios sales al mundo exterior e inicias contacto con los abuelos, los vecinos, las ideas de los reinados de belleza y la inflación; se inicia el proceso más peligroso y a la vez el más gratificante del ser humano. Voy a consolidar mi identidad, y a formar un carácter, voy a tomar una posición ante las diversas situaciones de la vida, voy a darle significancia a mi existir.
En este periodo es sumamente importante contar con una guía, con alguien que interprete mis acciones, que me oriente, que me haga señales de sigue adelante o detente. Es ahí donde Jesucristo, toma gran importancia, ya que Él promete estar siempre con nosotros todos los días.
Nos preguntamos por qué todos los días, bueno, es porque durante la vida muchas veces hay que nacer de nuevo, aprender a ver la realidad de nuestras vidas otra vez, por ejemplo después de la perdida de un miembro del cuerpo, la muerte o la separación irremediable de un ser querido. Eventos como estos nos obligan a un nuevo comienzo, así que para seguir disfrutando el regalo de Vida, como Dios quiere, debemos mantener el paso, caminando con Jesús. Estas en un nuevo comienzo? no camines solo… busca una guía…puede que tengas que volver a nacer muchas veces más. «Dios mismo estará con ellos como su Dios». Apocalipsis 21:3.
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