¿Afanado, Preocupado?
La preocupación por el afan diario, los problemas comunes y el mismo ritmo de vida nos roban la paz. Generalmente la inquietud se vuelca hacia acontecimientos que ni siquiera sabemos si ocurrirán. La búsqueda de respuestas a interrogantes como, ¿qué comeremos? O, ¿qué vestiremos?, nos desvían de la perspectiva de caminar con Dios. El Señor Jesús insiste en la importancia de volver la mirada al reino de Dios al permitir que gobierne sobre nuestro ser. Solo de esta manera desarrollaremos confianza en su ayuda, provisión y poder para llevarnos donde El quiere.
«Por tanto os digo: No afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre Celestial las alimenta, ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o que beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Busca a cada día su propio mal»
Mateo 6:25-34.
Cuando depositamos nuestra confianza en Dios, dejamos de lado las preocupaciones que nos roban la paz. Es necesario que el cristiano, para honrar su condición de fe en Jesús el Señor, comience a depositar en Dios la certeza de que proveerá todo cuanto necesita.
Confiar en el Señor es asumir que no solamente El tiene poder y cuidado de los detalles en apariencia mínimos, sino que vela y desea atender nuestras necesidades ya que significamos mucho para El. Cuando confiamos en Aquél que todo lo puede, reinvertimos las prioridades: nos ocupamos de buscarle y andar en Su voluntad.
Dios les continúe bendiciendo…
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